lunes, 27 de marzo de 2017

¡Unidos, apoyamos la paz!

¡UNIDOS, APOYAMOS LA PAZ!  *

(Discurso pronunciado el jueves 25 de agosto de 2016)

“Entre los hombres, así como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”
Benito Juárez
(Estadista Mexicano)


Hace sólo unas horas, fue firmado en La Habana (Cuba) El Acuerdo Definitivo entre el gobierno nacional, en cabeza de Juan Manuel Santos Calderón, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – FARC.  El apoyo directo de países como Cuba, Noruega, Chile y Venezuela, además de otros importantes respaldos, ha sido crucial durante todo el proceso.

Fueron muchos los avatares que hubo que superar, los egos que moderar, las discusiones que realizar, los ímpetus que sosegar y los ataques que vencer, durante ésos tres años, 10 meses y ocho días de duración de los diálogos, para alcanzar un documento definitivo y concluyente, que si bien es cierto no logró conciliar todas las posturas, sí generó la confianza suficiente para seguir adelante construyendo nación y país desde otros escenarios y en nuevos contextos.

Hace ya más de 60 años, recién asesinado el valioso dirigente liberal, radical y popular, Jorge Eliécer Gaitán, se empezaron a incubar movimientos rebeldes e insurgentes que intentarían desafiar el statu quo de quienes detentaban el poder y de quienes, bajo una evidente comodidad económica, poseían la tierra y controlaban la incipiente producción nacional.


También hace más de 60 años, nuestros campesinos y nuestros aborígenes serían los principales miembros de tal accionar.  Un poco más tarde, con decidido ahínco, importantes sectores sociales, académicos y confesionales se unirían a la lucha y le darían otro rumbo al movimiento insurgente en Colombia.  Se fundarían las FARC (1964), el movimiento guerrillero más antiguo del mundo y, poco tiempo después, otros movimientos rebeldes como el ELN, el Quintín Lame, el EPL, el M19 y otros.

Un conflicto social y armado de insospechadas consecuencias comenzaría a hacerse camino y a generar respuestas cada vez menos respetuosas de los derechos humanos por parte de la fuerza pública.


Pasado algún tiempo, otros actores llegarían al “teatro de operaciones”: El Paramilitarismo y el Narcotráfico.  Ya para dicha época el conflicto habría tomado visos de holocausto. No se respetaba absolutamente nada; la degradación era total.  Y dos décadas marcarían al país para siempre: los años ochenta y noventa.

¿Qué se ha venido negociando en La Habana?

Cinco grandes temas han abarcado toda la atención: 1º)  Una política de desarrollo agrario integral que tiene como centro el asunto del acceso y uso de la tierra; 2º) La participación política, que tiene como objeto la posibilidad de acceso al poder, por vías pacíficas, de quienes antes empleaban las armas; 3º) Fin del conflicto, cuyo principal propósito es el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo;  4º) La solución al problema de las drogas ilícitas, que tiene como objetivo principal los programas de sustitución de cultivos de uso ilícito; 5º) Las víctimas, cuyo fundamental propósito es resarcir a las víctimas del conflicto social y armado en el país; y 6º) La implementación, verificación y refrendación de los acuerdos, cuya meta esencial es legitimar y volver realidad todo lo acordado…Y es el momento en el que estamos.


¿Es la paz una necesidad histórica?

Pensamos que sí.  Pues son ya demasiados años esperando por la calma, la justicia social y la tranquilidad, que nos permitan hacer de Colombia un país mejor; justo, incluyente, soberano, libre y feliz.   Creemos que es prácticamente imposible el desarrollo humano y social en un Estado signado por la guerra y la violencia desmedidas.


¿La educación juega algún papel en el camino hacia la paz?

También estamos convencidos, que la paz que se está tratando de alcanzar a través de los acuerdos antes mencionados, y posiblemente refrendados por medio del plebiscito en las urnas el próximo 2 de octubre, no puede prescindir de los procesos educativos para orientarse, promoverse y consolidarse;  pues dichos acuerdos no son el fin de un camino, sino el inicio de un gran propósito, en el cual está inmersa toda la sociedad colombiana (incluidos sus detractores).

La escuela es centro de conocimiento y de saber, es comprobable territorio de paz y convivencia y es zona de proyección para la vida individual y colectiva. 

Las escuelas son quizás los mayores laboratorios de paz existentes en el país (Como diría el famoso sociólogo Orlando Fals Borda) y son además los escenarios que permiten la consolidación de valores de nuestros niños, niñas y jóvenes.  Valores fundamentales como el respeto, la justicia, la solidaridad, la honestidad, la responsabilidad, la persistencia, entre otros, contribuyen indiscutiblemente al alcance de altos niveles de convivencia y por ende a construir paz.

La escuela es también un laboratorio de encuentros permanentes entre culturas, entre géneros, entre etnias, entre credos, entre visiones del mundo.   Desde allí, como en ninguna otra parte, se trabaja diariamente por una Colombia distinta, por una Colombia en paz.


Estamos seguros que con un laboratorio de tales características y proporciones, por medio de la unidad en la diversidad, estamos apoyando la paz;  una paz que apenas comienza, pero que era necesario tramitar. Una paz difícil, pero no imposible.  Una paz estable y duradera.

¿Somos apologistas de la refrendación?

No. Creemos, como lo consideran 12 de los 13 partidos políticos del país, que la paz va más allá de los acuerdos de La Habana y de los diálogos con las FARC, pero que no da más espera para empezar a hacerlos realidad.  La guerra es el más cruel y abyecto de los actos humanos,  y quienes soterrada o abiertamente la defienden, no son más que viles empresarios de la muerte;  sepultureros de los derechos humanos, la dignidad y la cultura; asesinos del porvenir.



Sin ambigüedades, hoy decimos: ¡Unidos, apoyamos la paz! ¡Muchas gracias!



Jorge Isaac López López  *
 Docente
 
Vocero Redepaz
Vocero  SER - FECODE
Twitter:   @jorgeisaac342
http://plantierra.blogspot.com

(cc) 2016 

jueves, 9 de marzo de 2017

Día Internacional de la Mujer

 Día Internacional de la Mujer 


Colombia, miércoles 08 de marzo de 2017

“Estoy pensando que…
podría de pronto abrir las alas,
volar fuera de esta silenciosa prisión,
reír en la cara de mi carcelero y,
junto a ti, empezar a vivir de nuevo”.

Forugh  Farrojzad
(Poetisa Iraní)

Desde hace 107 años, cuando la activista política y luchadora por los derechos de la mujer Clara Zetkin (1857 - 1933) asumía junto a otras valerosas féminas el compromiso por la reivindicación de la mujer en nuestra sociedad, venimos asistiendo a un espectáculo todavía deprimente: En pleno siglo XXI son vulnerados y negados los derechos de la mujer en muchos países y, en aquellos que ya reconocen algunos de ellos, siguen siendo discriminadas las mujeres basados en artilugios culturales, religiosos, económicos y políticos.   Lo anterior, insistimos nosotros, no es un asunto aislado de otras formas de discriminación y exclusión.  Todo lo contrario.  La explotación, subyugación, enajenación y sometimiento de unos Estados hacia otros es práctica permanente tanto contra aquéllos como contra sus nacionales.  

En ese grupo de Estados se encuentran la mayor parte de los países de África, buena parte del Sur de Asia, algunos países de Europa y la mayoría de los países de América Latina.  La pobreza de sus habitantes es notoria aunque sus riquezas estén por doquier (Ver casos: República Democrática del Congo, India, México, etc.).  De lo dicho hasta ahora, por cuestiones de tipo socio-cultural, la mujer lleva la peor parte; pues a las dificultades propias de un precario desarrollo humano en sus países, hay que sumarle la violencia de género, desmedida y cruel, en muchas naciones.

El panorama así esbozado no es nada alentador.  Las cifras no mienten. En un país como La India, con alrededor de 1336 millones de habitantes y una tasa de crecimiento poblacional anual del 1,26%, el 48,2% son mujeres y su ingreso per cápita no supera los 1.524 Euros anuales (Unos 1.935 dólares ó  $ 5´611.000 pesos colombianos).  En el caso de México, con una población de aproximadamente 130 millones de personas, el 50,7% son mujeres y su ingreso per cápita es de 1.855 Euros anuales (Unos 2.356 dólares ó $ 6.832.000 pesos colombianos).

¿Cómo puede una mujer, en un país como los referidos anteriormente, reivindicar sus derechos si, sólo para empezar, su ingreso y las posibilidades de acceder a los bienes básicos de subsistencia, son prácticamente nulos?

En Colombia, la cuestión no es nada halagüeña. De aproximadamente 49 millones de habitantes, el 50,8% son mujeres y su ingreso per cápita no supera los 5.244 Euros anuales (Unos 6.660 dólares ó $ 19.314.000 pesos colombianos) con un costo de vida bastante alto.

La participación de la mujer en los asuntos públicos ha ido creciendo tímidamente desde la Constitución Política de 1991 y algunos partidos políticos nos la jugamos permanentemente por rescatar y garantizar los derechos de la mujer colombiana en varios planos y en todas las ramas del poder público (El Polo Democrático es el único partido político en Colombia en exigir cuota de género, 30%,  para la inscripción de listas a corporaciones públicas).

Queda mucho por decir y por hacer. Y es hora de comprometernos todos y todas en la lucha de las mujeres por sus justas causas y de propugnar cambios auténticos en el modelo político y económico, empleando para ello las organizaciones sociales de base, los sindicatos, las ONG, el ejercicio serio y consciente de una docencia emancipadora y los partidos políticos de corte progresista, socialista, independiente y alternativos, como mecanismos para alcanzar un cambio gradual, pero firme, de cara a una sociedad más justa, equitativa y en paz.

No podríamos terminar este saludo sin mencionar a algunas mujeres que han aportado su grano de arena a la causa de la mujer en Colombia, aún a costa de sus propias vidas: En el ámbito académico a Magdalena León de Leal (Socióloga), Virginia Gutiérrez de Pineda (Socióloga, Antropóloga), Diana Uribe (Historiadora), Ángela Restrepo (Microbióloga); en el plano artístico y cultural a María Mercedes Carranza (Escritora, poeta), Beatriz González (Pintora), Margarita Rosa De Francisco (Actriz y Modelo); en el mundo empresarial y económico a Cecilia López De Montaño (Economista), María Cortés de Chávez (Empresaria); en el mundo sindical a Patricia Buriticá (Educadora), Gloria Inés Ramírez Ríos (Educadora, Política); en el escenario de las telecomunicaciones a Ana María Busquets De Cano (Periodista), María Jimena Duzán (Periodista), Ana Mercedes Gómez de Mora (Educadora, Periodista); en el ámbito social y político a Clara Eugenia López Obregón (Economista, Política), Piedad Córdoba Ruiz (Abogada, Política), Patricia Lara (Empresaria, Política), etc.   

Sería interminable esta lista, pues está demostrada la capacidad de la mujer para realizar cualquier tarea o emprender todo tipo de reto.  Nos disculpamos desde ya con aquellas muy valiosas mujeres que no fueron mencionadas.

Y para concluir, nuestro mayor reconocimiento a todas aquellas mujeres, que desde distintos ámbitos y escenarios, trabajan día a día por forjar una nueva sociedad y a nuestras educadoras por querer, cada vez más, comprometerse con la necesaria y válida lucha por mejorar las condiciones de vida y reivindicar los derechos de la mujer colombiana.


Fraternal saludo,




COMITÉ DE TRABAJO POLÍTICO Y SOCIAL “ORLANDO FALS BORDA”, COLOMBIA




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